Si me pierdo mirando
por la ventana
es cosa mía.
Atento a que me
manden un guiño cuando la Luna está despistada
y no mira.
Los horizontes se dibujan a mano alzada, dicen algunos. Yo
los dibujo redondos.
Envidiosa del Sol, envidiosa de las estrellas que le quitan
el protagonismo. Y, sin embargo, humilde, porque no entiende de fronteras.