martes, 7 de junio de 2011

Yield

Para qué tenerte miedo, si sólo te tengo cuando no estás? Dichoso aquel que no teme al final, dichoso aquel que, sin olvidarte, no te tiene miedo. Dichoso yo. Que vivo y viviré tan bien que temblarás cuando vengas a recogerme.

Y la muerte no tendrá señorío.
Desnudos los muertos se habrán confundido
con el hombre del viento y la luna poniente;
cuando sus huesos estén roídos y sean polvo los limpios,
tendrán estrellas a sus codos y a sus pies;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo,
aunque los amantes se pierdan quedará el amor;
y la muerte no tendrá señorío.

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